Depreciación de Vehículos: Definición, Tipos y Cálculo en Chile

  • Autor de la entrada:
  • Categoría de la entrada:blog

La depreciación de activos fijos en Chile es mucho más que un mecanismo contable para reflejar la pérdida de valor de los activos a lo largo de su vida útil. Se trata de un concepto regulado por el Servicio de Impuestos Internos (SII) y aceptado tributariamente como gasto. Por lo tanto, impacta tanto en los estados financieros como en la base imponible sobre la cual pagamos el impuesto a la renta.

Depreciación de Activos Fijos en Chile y los Estados Financieros

Profundizando el artículo 31 de la Ley sobre Impuesto a la Renta (LIR), podemos decir que la depreciación es la pérdida de valor a causa de su uso o desgaste en la actividad económica. Como tal, representa un gasto no monetario que registramos en el estado de resultados, lo cual reduce las utilidades o aumenta las pérdidas al final del ejercicio. Además, lo reflejamos en el balance general, disminuyendo el monto final de los activos y, por ende, el patrimonio.

Depreciación de Activos, Impacto Tributario y Cumplimiento Normativo ante el SII

Hasta aquí no hay mayor diferencia con lo que es depreciación en contabilidad: un procedimiento para registrar la pérdida de valor de activos, que afecta los estados financieros y, por lo tanto, nos proporciona una visión más precisa de la situación financiera de la empresa.

Sin embargo, debemos tener presente que es un mecanismo regulado en la LIR, donde se expresa claramente que la depreciación está directamente relacionada con el “uso o desgaste asociado a la actividad económica”. Es decir, si los bienes no son utilizados para generar ingresos no podemos registrar su depreciación como gasto, por lo menos en términos tributarios (podríamos hacerlo para la gestión contable interna). Ahora bien, si los activos fijos son usados para generar ingresos, su depreciación constituye un gasto aceptado tributariamente. O sea, que lo podemos deducir de la base imponible del Impuesto de Primera Categoría que pagamos cada año.

Pero no podemos depreciar como mejor nos parezca. Para esto, la LIR establece cuatro métodos:

  1. Depreciación normal: se calcula utilizando la tabla del SII para los distintos bienes, del activo fijo inmovilizado.
  2. Depreciación acelerada: permite reducir a su tercera parte la vida útil fijada por el SII en la tabla.
  3. Depreciación instantánea: registra el 100% de la pérdida de valor en el mismo año comercial en que compramos los activos (en los registros contables quedarán valuados en 1 peso).
  4. La depreciación es un concepto clave en contabilidad que se refiere a la disminución del valor de un activo a lo largo de su vida útil. Este cálculo es fundamental para las empresas, ya que se aplica a todos sus activos fijos: objetos y bienes adquiridos para ser utilizados durante más de un año. Esto incluye equipos electrónicos, muebles, maquinaria, vehículos e instalaciones.

¿Por qué es importante calcular la depreciación?

Calcular la depreciación permite reflejar el valor real de un activo desde una perspectiva contable. A medida que pasan los años, puedes conocer el verdadero costo asociado a una compra empresarial. Si un activo genera ingresos, es crucial restar la depreciación de esos ingresos para determinar su costo real y planificar adecuadamente su reemplazo cuando sea necesario.

Conocer cómo calcular la depreciación de tus activos no solo es esencial para el cumplimiento contable, sino que también es una herramienta estratégica que permite a tu empresa tomar decisiones más informadas sobre sus inversiones.

Factores que afectan la depreciación de un vehículo

Desde que comenzamos a utilizar un vehículo nuevo o usado, este comienza a perder su valor con el paso del tiempo. La mayor devaluación de un vehículo ocurre apenas se adquiere un auto nuevo, específicamente en el primer año después de su compra. Es por esto que, al momento de comprar un automóvil es bueno fijarse en el nivel de demanda que tiene. Además, para lograr mantener todo lo que sea posible el valor de un auto, es importante mantenerlo en buen estado y con sus mantenciones al día.

Un vehículo va perdiendo su valor monetario por diversas causas que lo transforman en un proceso que no se puede evitar:

  • Año de fabricación: Una de las causas por las que los automóviles se devalúan es por su antigüedad.
  • Uso del vehículo: El kilometraje puede ser señal del nivel de desgaste que tiene un vehículo. Es por esto que, antes de comprar un vehículo usado debes conocer su kilometraje y efectuar un análisis con base en esto.
  • Modelo y marca: Como mencionamos anteriormente, existen modelos y marcas que se deprecian más rápido que otros.
  • Accidentes, mantenciones y reparaciones: Si un vehículo tiene un historial de accidentes o grandes reparaciones, es probable que baje considerablemente su valor de mercado. A pesar de que un vehículo sea reparado, puede existir un temor de los potenciales compradores a que existan problemas ocultos.
  • Cantidad de dueños: Un automóvil que ha tenido más de un dueño, puede hacer que su valor disminuya.
  • Oferta y demanda: La devaluación puede tener su causa en los factores del mercado como la oferta y demanda.

Por otro lado, los vehículos cada año pierden en promedio un 5% de su valor. El nivel de depreciación anual se debe principalmente al desgaste que tienen los automóviles por ser utilizados durante el año.

Existen otros factores que pueden aumentar el valor de un vehículo, especialmente por los cambios que se pueden presentar en el mercado.

Comprar un auto nuevo o usado es una gran inversión para tu bolsillo, por lo que te recomendamos contratar un Seguro Automotriz para contar con cobertura ante robos o accidentes.

Aspectos clave de la depreciación de activos

El importe depreciable de un activo se distribuirá de forma sistemática a lo largo de su vida útil. La depreciación se contabilizará incluso si el valor razonable del activo excede a su importe en libros, siempre y cuando el valor residual del activo no supere al importe en libros del mismo.

El importe depreciable de un activo se determina después de deducir su valor residual. En la práctica, el valor residual de un activo a menudo es insignificante, y por tanto irrelevante en el cálculo del importe depreciable. El valor residual de un activo podría aumentar hasta igualar o superar el importe en libros del activo.

La depreciación de un activo comenzará cuando esté disponible para su uso, esto es, cuando se encuentre en la ubicación y en las condiciones necesarias para operar de la forma prevista por la gerencia.

La depreciación de un activo cesará en la fecha más temprana entre aquélla en que el activo se clasifique como mantenido para la venta (o incluido en un grupo de activos para su disposición que se haya clasificado como mantenido para la venta) de acuerdo con la NIIF 5, y la fecha en que se produzca la baja en cuentas del mismo. Por tanto, la depreciación no cesará cuando el activo esté sin utilizar o se haya retirado del uso activo, a menos que se encuentre depreciado por completo.

Los terrenos y los edificios son activos separados, y se contabilizarán por separado, incluso si han sido adquiridos de forma conjunta. Con algunas excepciones, tales como minas, canteras y vertederos, los terrenos tienen una vida útil ilimitada, y por tanto no se deprecian. Los edificios tienen una vida limitada y, por tanto, son activos depreciables. Si el costo de un terreno incluye los costos de desmantelamiento, traslado y rehabilitación, la porción que corresponda a la rehabilitación del terreno se depreciará a lo largo del periodo en el que se obtengan los beneficios por haber incurrido en esos costos.

Pueden utilizarse diversos métodos de depreciación para distribuir el importe depreciable de un activo de forma sistemática a lo largo de su vida útil. Entre los mismos se incluyen el método lineal, el método de depreciación decreciente y el método de las unidades de producción. El método de depreciación decreciente en función del saldo del elemento dará lugar a un cargo que irá disminuyendo a lo largo de su vida útil. El método de las unidades de producción dará lugar a un cargo basado en la utilización o producción esperada.

La entidad elegirá el método que más fielmente refleje el patrón esperado de consumo de los beneficios económicos futuros incorporados al activo. La selección de un método y la estimación de la vida útil de los activos son cuestiones que requieren la realización de juicios de valor. Por tanto, las revelaciones sobre los métodos adoptados, así como sobre las vidas útiles estimadas o sobre los porcentajes de depreciación, suministran a los usuarios de los estados financieros información que les permite revisar los criterios seleccionados por la gerencia de la entidad, a la vez que hacen posible la comparación con otras entidades.

Tipos de depreciación

El N° 5 del inciso cuarto del artículo 31 establece tres tipos de depreciación:

  1. Normal (o denominada también lineal): corresponde a una cuota constante que se determina en relación a la vida útil del bien. Es posible que la empresa inicie una depreciación normal de los bienes, para pasar después, en otro ejercicio, a una depreciación acelerada.
  2. Acelerada: considera una mayor cuota de depreciación, acortando la vida útil a un tercio de la fijada por la Dirección o Dirección Regional. La ley sólo permite aplicar esta depreciación respecto de bienes adquiridos nuevos o internados. A su vez, no permite acoger a depreciación acelerada los bienes nuevos o internados cuyo plazo de vida útil total sea inferior a tres años. Iniciado el régimen de depreciación acelerada, los contribuyentes podrán, en cualquier oportunidad abandonarlo y volver definitivamente al régimen normal de depreciación.
  3. Depreciación de bienes que se han hecho inservibles para la empresa antes del término de su vida útil: en este caso, la ley permite aumentar al doble el monto de la cuota de depreciación anual correspondiente. En la situación descrita en esta letra,se encuentran, por ejemplo, los bienes del activo inmovilizado obsoletos por los avances tecnológicos.

Los contribuyentes no están obligados a depreciar todos los bienes de la misma manera, de modo que es perfectamente factible que la depreciación de uno o más bienes se efectúe de modo normal y la de otros bienes se efectúe de manera acelerada. El contribuyente debe llevar el control de los bienes del activo inmovilizado que permita acreditar el cálculo o el monto del gasto necesario para producir la renta por concepto de la depreciación de tales bienes.

Una vez que el contribuyente haya ejercido su opción por uno u otro tipo de depreciación en un año tributario determinado y se haya dado cumplimiento a la respectiva declaración de impuestos a la renta, dicha opción resulta irrevocable en dicho periodo, no pudiendo modificar su opción aduciendo corrección de errores propios en virtud de lo dispuesto en el artículo 126 del Código Tributario, ya que no puede entenderse que existe un error en el ejercicio libre de una opción otorgada por la ley. Lo anterior, sin perjuicio que, si cumple los requisitos respectivos, en los siguientes años tributarios ejerza su opción por otro tipo de depreciación.

Métodos de cálculo de la depreciación

Ahora bien, existen varios métodos para calcular la depreciación, entre ellos se encuentran:

Método de la línea recta

Este es el método más comúnmente utilizado por las empresas debido a su simplicidad. Se basa en la premisa de que un activo se desgasta de manera uniforme a lo largo de su vida útil, sin importar el uso que se le dé. Para calcularlo, necesitas determinar tres elementos: la vida útil del activo, su valor residual (el valor que tendrá al final de su vida útil) y su valor inicial.

Este método busca asignar una tasa de depreciación que refleja el desgaste del activo durante su vida útil.

El método de depreciación en línea recta es el más sencillo de calcular, y es por ello que es uno de los métodos más utilizados por las empresas para calcular la depreciación de un activo, ya que solo requiere de una simple operación aritmética, la cual consiste en dividir el valor del activo entre los años de vida útil del mismo. Esto se hace conociendo el tiempo de vida útil del activo, que por lo general es de unos 20 años para los bienes inmuebles, 10 años para los bienes muebles como maquinaria, trenes, aviones, etcétera, y de 5 años para vehículos o dispositivos electrónicos como computadoras. En algunos casos, es necesario considerar el precio de rescate del activo, es decir, el precio que tendrá cuando haya agotado su vida útil.

Método de la suma de los dígitos anuales

Este método para calcular la depreciación se suman los números correspondientes a los años de vida útil del activo para obtener un común divisor aplicable a todos los años el cual dé como resultado un porcentaje aplicable al monto a depreciar.

Método de las unidades de producción

Este enfoque centra su cálculo en la producción real del activo en lugar de en el tiempo. Es ideal para maquinaria o equipos cuya vida útil está ligada a la cantidad de trabajo que generan, ya sean horas de operación o unidades producidas (como zapatos, libros impresos, etc.).

En este método para el cálculo de la depreciación se divide el valor del activo entre el número de unidades que producirá durante su vida útil. De esta manera en cada período de un año se multiplica el número de unidades que produjo por el costo de depreciación de cada unidad para saber en cuánto se depreció el activo.

Método de reducción de saldos

El método de reducción de saldo para calcular el valor de la depreciación de un activo permite calcular una depreciación acelerada. Donde “n” es la vida útil del activo.

Importancia de calcular la depreciación

Calcular la depreciación de un activo es fundamental para cualquier empresa que desee mantener una gestión financiera eficiente. A medida que los activos pierden valor con el tiempo, es crucial conocer cómo este proceso afecta a las inversiones, la contabilidad y las decisiones futuras de compra. A continuación, exploramos los puntos clave que destacan la importancia de este cálculo en la vida útil de los bienes.

  • Reducción del valor de los activos: La depreciación mide la pérdida de valor de los activos tangibles con el tiempo, como el desgaste de equipos de fábrica debido al uso continuado.
  • Distribución equitativa de la inversión: Al calcular la depreciación, puedes distribuir tu inversión de manera justa, evitando perder dinero por el desgaste progresivo de los bienes.
  • Planificación de reemplazo: Este cálculo te permite prever cuándo necesitarás adquirir un nuevo equipo o maquinaria para reemplazar al actual, garantizando la continuidad de la producción sin interrupciones.
  • Uso prolongado del activo: No es necesario deshacerse del equipo al alcanzar su vida útil. Aún puedes usarlo para mantener la producción mientras planificas la adquisición de un modelo más moderno, e incluso permitir que el equipo genere ingresos para cubrir el coste del siguiente.
  • Deducciones fiscales: La depreciación no solo refleja la pérdida de valor, sino que también facilita las deducciones fiscales en las empresas, haciéndolo un proceso clave para la optimización de los recursos financieros.
  • Evitar errores contables: Determinar correctamente los tipos de depreciación y saber cómo calcularlos es esencial para evitar errores contables. Esto asegura que se aparten los recursos necesarios para reemplazar un activo cuando haya agotado su vida útil.
  • Previsión de gastos futuros: El cálculo de la depreciación permite a las empresas prever y planificar los gastos futuros asociados con la sustitución de activos, ayudando a mantener la estabilidad financiera.

En resumen, la depreciación de un activo refleja la pérdida de su valor con el tiempo, lo que es esencial contabilizar correctamente para planificar su reemplazo. Conocer los tipos de depreciación y cómo calcularlos ayuda a prever los recursos necesarios para sustituir activos cuando agoten su vida útil.

tags:

Deja una respuesta